Tema polémico, que en estos últimos tiempos tuvo repercusión en los medios de la mano de Nicole Kidman, Ricardo Fort, Ricky Martin, Miguel Bose, y aparentemente, Florencia de la V. Qué es y cuáles son los puntos más controvertidos.
Los recientes casos de famosos exponiendo su deseo o experiencia con el alquiler de vientre puso nuevamente el tema en la atención de la opinión pública. En última instancia, las posiciones acerca de este tema controvertido dependerán de qué entendamos por buenas razones para evitar que las personas actúen de acuerdo a su necesidad y deseo. Un número creciente de personas y parejas desean alquilar o poner en alquiler su útero; ¿hay razones suficientes y legítimas para evitar que lo hagan? Además de ser un tema de interés por sí mismo, la controversia del útero portador nos da la oportunidad de examinar las diferentes justificaciones por limitar la libertad individual y de las chances de las técnicas de reproducción asistida como un método terapéutico de enfrentar la infertilidad.
¿Qué es el útero portador y cúando se aplica?
El popular “alquiler de vientre” también conocido como “útero portador” o “útero subrogado” -según queramos hacer mayor o menor énfasis en su aspecto de impacto comercial o médico- se trata de un acuerdo entre partes en la que una mujer lleva adelante un embarazo para otra persona o pareja. La mujer portadora podrá tener una relación genética con el embrión que lleva a término (en caso de haber aportado un óvulo propio) o ninguna relación genética en el caso de que el embrión haya sido formado con óvulos y espermatozoides de terceros. Puede haber, o no, un acuerdo económico entre las partes.
Se aplica en una pareja heterosexual y en una mujer sola, cuando la mujer tiene algún problema en su útero: ya sea que se lo hayan extirpado por algún motivo, o que esté afectado de tal forma que no le sea posible llevar adelante un embarazo, o porque su salud está afectada y corre un riesgo de vida en caso de embarazo. En estos casos se puede recurrir a una mujer que acepte llevar adelante el embrión formado por el hombre de la pareja y los óvulos de la mujer que tiene un problema en el útero o una enfermedad que contraindique el embarazo.
En el caso de una pareja gay o de un hombre solo, se recurre a una mujer que lleve adelante el embarazo. El embrión se formará con espermatozoides del hombre y los óvulos podrán ser los propios de la mujer portadora o con los óvulos de otra mujer donante.
En el caso de pareja de lesbianas se recurre a semen donado y al útero portador en caso de que ninguna de las dos esté en condiciones de llevar adelante el embarazo, también se puede recurrir a óvulos donados. A su vez, puede ocurrir que un miembro de la pareja aporte el óvulo pero que por razones médicas la otra lleve adelante el embarazo, siendo útero portador dentro de su misma relación de pareja.
Ética y marco legal
Esta técnica no es nueva, se viene realizando hace años en distintos países. A pesar de ello no todos los especialistas médicos opinan lo mismo al respecto. Algunos encuentran motivos éticos para estar en desacuerdo y condenarla definitivamente sin siquiera evaluar su aspecto clínico. Por mi parte, adhiero a quienes entienden a esta como una técnica válida y, dentro del marco legal adecuado, plausible de ser aplicada.
Muchos especialistas hablan que no están de acuerdo invocando la ética, su ética. Hablan en plural, suponiendo que todos los que hacemos de la reproducción asistida nuestra profesión y pasión estamos en contra. Supongo que cada uno debería expresarse desde su fuero individual y emitir opiniones en singular. Quien está de acuerdo, lo recomendará, y quien no, lo condenará.
Cuando recibo en mi consultorio parejas que requieren de esta técnica y se les explica que el problema para hacerlo en la Argentina radica es que no hay un marco regulatorio de ley. Según la legislación vigente, madre es quien da a luz, lo que anula cualquier contrato privado entre partes. En estas condiciones la única opción es una vez nacido el bebé, adoptarlo, o que el marido, pida la patria potestad al ser el hijo genético de ese recién nacido. A veces, ante el vacío legal y previendo desacuerdos, el embarazo lo lleva adelante una mujer muy allegada o familiar, pero no siempre esto es posible o recomendable.
Otra opción es viajar y realizar el tratamiento en países donde exista el marco legal adecuado. La realidad es que esto no es opción para la mayoría de los casos, entre otros motivos, por los costos. Los desembolsos van a variar de entre 20 mil dólares en la India hasta 100 mil dólares en Estados Unidos.
Como vemos siempre termina pasando lo mismo: el que puede afrontar los costos y tiene la disponibilidad y manejo, viajará y lo resolverá, y quien no, resultará perjudicado y no podrá hacerlo. ¿Es justo? Claro que no.
La técnica del útero portador es una realidad científica, una necesidad para quienes no pueden tener un hijo de otra manea, por el motivo que sea. Cuando recibo en la consulta pacientes cuya única respuesta es el útero portador, siento la bronca de la impotencia de no poder ayudar. Porque en mi ética nada tiene de malo y mucho de bueno.
Claro que hay quienes se aprovechan: pero esto no es dado de la técnica en sí. Hay cientos de testimonios y libros escritos sobre el tema, acerca de la experiencia de la mujer que lleva adelante el embarazo. Mujeres que lo hicieron más de una vez, mujeres que no lo hacen solo por el dinero. Mujeres que se integran de alguna forma a esas familias, que han colaborado para que pudiera nacer ese niño.
Naturalmente, todo tiene que darse dentro de un marco controlado, las evaluaciones correctas llevadas a cabo sobre el caso particular, con la información suficiente para las partes, la consulta psicológica tanto de la portadora como la donadora y cualquiera que esté directamente incluido en esa relación.
El útero portador es una técnica que forma parte de las tantas otras formas no tradicionales de tener hijos. Para los legisladores y sus asesores, que trabajan en la ley, un pedido de no dejarse llevar por su forma de pensar, de presiones, ser abiertos, pensar en las parejas que necesitan este tipo de tratamiento, como para que sea una ley no restrictiva, y que no perjudique a estas parejas en las que esta técnica es la única manera de ser padres.